La intrahistoria del Deportivo-Alcorcón se relata entre la extraordinaria animación del graderío, aunque se congregaron casi 400 espectadores menos que el día del Éibar y la decepción final por el 2-2. Pero lo más trascendente es que el público que comparece está totalmente entregado a la causa y desde el minuto cero estuvo alentando a su Deportivo.
MIGUEL SANTIAGO RICO. Hay que felicitar a la directiva deportivista porque el acceso al estadio por parte del público es fluido y está todo muy controlado. Esta vez, la afluencia oficial fue de 3.960 espectadores, casi 400 menos que el primer día. Esta asistencia fue la penúltima en el ranking de esta jornada, sólo superior a la de Miranda de Ebro. Lunes a las 21:00 horas no era precisamente un buen horario.
Por lo demás, la animación fue extraordinaria desde el minuto cero y en el discurrir del compromiso con La Lobera liderando desde el fondo norte.
Por cierto, nosotros, desde la radio autonómica de A Punt, pudimos trabajar en mejores condiciones que el primer duelo y hay que dar las gracias a la directiva por ello.
LA DECEPCIÒN: Todo iba bien hasta que llegó el 2-2 en el quinto minuto de alargue. Pero el público lejos de manifestar su decepción final sí participó de la palmada colectiva y desde el fondo norte se coreó el nombre y apellido el técnico que luego lo agradeció en sala de prensa tras el incidente que se había producido en tribuna.
La hinchada abandonó el estadio con gesto de cierta desolación al volarle dos puntos en el último suspiro cuando el CDE ya se veía en posición de play off de ascenso a Primera División.
Lo importante es que nadie se desmoralice. Nos ubicamos en el quinto episodio, restan 37 y la aspiración de visionar al Deportivo en la media tabla es más que factible y nada quimérico. Hay que seguir apoyando al equipo como se viene haciendo o más si cabe.
LA HINCHADA DEPORTIVISTA. FOTO: LFP
