Don Rafael Nadal Parera, eres único. Único porque nunca habrá, no sólo un tenista, nunca habrá un deportista como tú. Es materialmente imposible imaginar cómo alguien que en septiembre transita con muletas, puede cuatro meses después alzar en la Rod Laver Arena de Melbourne el Australian Open. Rafa, eres único, irrepetible, pero no sólo por tu enésima gesta, sino por tu enésima lección de humildad tras la conquista.
MIGUEL SANTIAGO RICO. Discurrían algunos minutos de la una de la madrugada, allí ya era 31 de enero, en la Rod Laver Arena de Melbourne, ciudad australiana de 5,1 millones de habitantes en su área metropolitana. La cancha central del Melbourne Park albergaba a unos 12.000 espectadores, 80 por ciento del aforo por restricción pandémica.
En el palco VIP divisamos a un veterano inolvidable, pequeño en estatura, aunque enorme en señorío y gigante en leyenda deportiva, Es Rod Laver, 83 años, quien miraba impávido al greenset azul de la superlativa cancha que lleva su nombre. Allí yacía extenuado un español de Manacor, pequeña población mallorquina de 44.000 vecinos. Con las manos cubriéndose sus ojos, camiseta morada y pantalón blanco., el mito manacorí acababa de conquistar su Grand Slam número 21, su segundo abierto de Australia.
Don Rafael Nadal Parera lo había conseguido tras más de cinco horas largas de maratoniano face to face con un gigante ruso, el número 2 del Mundo. Daniil Medvedev, 10 años más joven que él y que le había ganado las dos primeras mangas. La remontada era poco menos que inviable, pero con Nadal Parera «impossible is nothing», «nada es imposible». Y Rafa logró voltear el score de la final del abierto australiano desplegando un tenis imponente, un tenis maravilloso del «rey de la arcilla» en una superficie rápida, ideal el juego que protagoniza el díscolo moscovita.
DE LAS MULETAS AL CIELO: El 11 de septiembre de 2021, este mismo señor, que derrotaba al número 2 del Mundo ayer en el verano austral, publicaba en instagram, apenas 4 meses antes, una foto en muletas y con la pierna izquierda escayolada. Sólo 141 días después, Don Rafael Nadal Parera era capaz de escribir con letras de oro el penúltimo capítulo de su egregia leyenda. Cuando parecía derrotado, volvía a emerger. El tabloide australiano «The New Daily» titulaba: «Nadal protagoniza un épico regreso para conquistar su vigésimo primer Grand Slam». Pero el francés «L`Equipe» va más allá y titula a toda página: «LE MARTIEN», es decir, «EL MARCIANO». Y es que Rafa parece un marciano, parece de otro planeta.
Rod Laver, el simpático anciano de 83 años, que observaba incrédulo la gesta de Rafael, es el único tenista que logró ganar el mismo año los 4 torneos del Grand Slam: Australia, París, Londres y Nueva York, y lo hizo en dos oportunidades, con 24 años en 1962 y con 31 en 1969. Es zurdo, como Rafa, bastante mas bajito, apenas 1.73 metros por el 1.85 de Rafael. Pero genial como el manacorí.
Cuando los dos, Rod y Rafael, se saludaron en los vestuarios de la Arena de Melbourne, se me saltaron las lágrimas. El gesto de Rafa con el señor Laver, siempre tan simpático, tan amable con todo el mundo, tan humilde, emocionaba.
Australia, tierra de fantásticos tenistas como Rod Laver, Ken Rosewall, John Newcombe, Tony Roche, Roy Emerson, Patrick Rafter o Lleyton Hewitt, entre otfos, sabe que Don Rafael Nadal Parera es único, simplemente irrepetible. La noche de ayer en el verano austral será inolvidable para ell@s.
Lo aseveraba hoy Toni Nadal, tio y primer entrenador de Rafa: «Mi sobrino, siendo niño, se acostumbró a no desfallecer, a no quejarse, a poner ilusión en cada entreno en el Club Tenis Manacor», allí se forjó la leyenda para disfrute de un país, el nuestro, que lo idolatra, pero tanto o más como persona que como deportista, y ya es decir.
La «Philippe Chatrier» ya espera al mito, la decimocuarta «Copa de los Mosqueteros» no es imposible, con Rafa: «IMPOSSIBLE IS NOTHING».