Daniel Ponz Folch llegó por vez primera a Elda en el verano de 2017, justo después del descenso con los italianos a tercera división. Era una categoría donde estaba considerado como el mejor técnico, pero el 18 de diciembre, un día antes de su cumpleaños era destituido con el colectivo a 3 puntos del play off de ascenso a segunda B (jornada 19). Siete años después retornaba a Elda pero nada menos que en segunda división donde se estrenaba como inquilino de un banquillo. En la jornada 23, un 18 de enero, fue cesado en su cargo. Fueron destituciones bien distintas para un preparador que no ha podido triunfar en Elda.
MIGUEL SANTIAGO RICO. El semblante de Dani Ponz el 18 de diciembre de 2017 no fue tan distinto al de ayer. Ayer compareció cuando todavía no había sido destituido, en 2017 el objeto de la rueda de prensa era comunicar su adiós. Este sábado estaba todavía peor que entonces, su rostro no podía ocultar su enorme decepción tras el 1-4 que indefectiblemente debía significar su cese tras varias jornadas pidiendo su cabeza.
El de Sollana reconoció que había llorado tras la derrota. Su rostro irradiaba desolación, y también una elevada dosis de rabia y de impotencia por lo acontecido en el verde y fuera del mismo en estas últimas jornadas.,
Dicen los que entienden de fútbol que es un técnico muy trabajador, aunque quizá dio demasiado pronto el salto de Primera RFEF a segunda sin disfrutar de un bagaje lo suficientemente sólido como para debutar en la serie de plata.
DIVORCIO: En tercera no había ni la misma presión mediática, ni obviamente el mismo seguimiento al CDE que en la actualidad en el fútbol profesional, las redes no ardían como ahora. Ponz había dejado bastantes amigos en Elda de aquella etapa, incluso celebró el ascenso a segunda RFEF con el Alzira en el Nuevo Pepico en aquel hermanamiento entre azulgranas, allá por 2021. Es decir, caía simpático, se le tenia aprecio y era mutuo de él con la hinchada deportivista.
Sin embargo, todo empezó a mutar aquella noche del 21 de abril del año pasado. La anterior dirección deportiva, divorciada de Estévez, contactó con él para sustituir al doctor de Capileira , un «Dios» en Elda. Esa noche, el granadino, absolutamente distanciado de la dirección deportiva precedente, parecía destituido. A la mañana siguiente, todo cambió y, cuando en Salamanca daban por hecho el adiós de Ponz y su llegada a Elda, la propiedad desestimó la operación y Ponz no vino y encima ya emergieron las primeras reticencias con respecto al valenciano. Estévez es mucho Estévez para la parroquia deportivista.
La campaña 23-24 concluyó con la permanencia y un sábado, el 22 de junio, a primera hora de la tarde, se comunicaba la no continuidad de Estévez. La reacción del aficionado azulgrana fue de enfado e indignación y Ponz, su sustituto, ya no iba a ser bien recibido aquí. Comenzaron a emitirse muchos mensajes de duda respecto a que Dani pudiera triunfar aquí y las reiteradas comparaciones con Estévez han sido manifiestas desde todos los ámbitos.
Sin embargo, el arranque de Ponz en este curso 24-25 fue bastante óptimo y esas dudas y esas reticencias se aparcaron. Pero cuando llegó la primera racha adversa se dispararon las reacciones hostiles hacia la figura del valenciano. En la segunda racha, la que nos ocupa, 3 puntos de 24 posibles ya no se le ha perdonado absolutamente nada y por momentos, las críticas se convirtieron en insultos y eso tampoco se puede consentir. La crispación se apoderó del entorno y la cúpula no supo manejarla.
NUNCA DEBIÓ VENIR: Sinceramente, pensamos que Ponz nunca tenía que haber venido, y es fácil aseverarlo hoy. Pero también afirmamos que debió ser destituido bastante antes. De todos modos, el problema no era sólo Ponz, la confección del plantel inicial es bastante más discutible de lo que parece. La dirección deportiva se cargó a Estévez en verano y en la jornada 8 se marchó, Ponz se quedó sin escudo y el equipo sin rumbo deportivo durante muchas jornadas hasta que llegó Gómez. Las deficiencias estructurales de la entidad son incuestionables y el equipo también las padece.
A partir de aquí, hemos visualizado encuentros con muy buenas primeras mitades y una segundas ininteligibles. El CDE de hoy es una escuadra que precisa de mucho para anotar gol y su adversario no precisa generar mucho para marcarle.
Pero quiero aclarar el comentario de ayer en el entreacto: «Descanso: 0-3. Increíble. ¿De esto tiene la culpa Ponz? Creo que no». Quería decir que del 0-3 poca culpa podía tener Ponz cuando llega un gol como el 0-1 de ayer, que es de verbena. Un mal despeje, más propio de un campeonato local, desembocó en el 0-1, sin hablar del resto de goles. En esas situaciones: ¿qué puede hacer un preparador? Fue de pena.
LOS DÍGITOS DE PONZ: Y tras el 1-4 frente al Cádiz, llegó la confirmación del adiós de Daniel Ponz Folch tras 26 encuentros, 23 de Liga y 3 de Copa adiestrando al Deportivo. El balance es de 7 victorias, 6 empates y 13 derrotas (entre Liga y Copa).
En la 2017-2018 permaneció en el banquillo 19 duelos con bagaje de: 8 triunfos, 7 igualadas y 4 derrotas. Entonces, el CDE era sexto a 3 puntos de play off de ascenso a segunda B, pero eso sí, a 12 puntos del líder Atlético Levante. Le sustituyó Mullor, quien no pudo alcanzar el objetivo de dirimir la fase de ascenso a la entonces división de bronce.
¿Y AHORA QUÉ? La tesitura es especialmente compleja, aunque tampoco es imposible revertirla, la permanencia es posible. Pero: ¿a quién se le confía esta ardua tarea de levantar un vestuario muy tocado y a una escuadra muy necesitada de puntos? La hinchada quiere que retorne el doctor Estévez, su galeno de confianza. Sin embargo, el granadino se halla en una encrucijada, además de que hoy se ha sabido que también lo quiere el Racing de Ferrol, que hoy cayó 6-0 en Santander.
Estévez, quien por cierto fue, como siempre, muy hábil en su salida del club, dejando la puerta bien abierta, es candidato, pero también hay otros. Eso sí, se requiere un perfil de técnico aguerrido, valiente, con personalidad, que vaya a por todas, que vaya a sumar, el fútbol a desplegar es lo de menos, hay que sumar y sumar para abandonar la zona del infierno.
El director deportivo y su equipo deben de mostrar su valía para negociar en una coyuntura donde se requiere celeridad, cabeza fría y una alta dosis de fortuna en la elección definitiva.